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La educación pública en la América hispana

 por Víctor Zorrilla, filósofo

   Al igual que Domingo F. Sarmiento, Vasconcelos puede considerarse esencialmente un educador. Sin demérito de su calibre intelectual, ambos pensadores dedicaron sus mejores esfuerzos no a la discusión en los ambientes eruditos o científicos de su época sino a la educación de sus compatriotas. Entendieron que la labor de un intelectual público en Iberoamérica debe consistir no solo en el debate de las ideas o temas del momento sino también, y sobre todo, en la elevación de las masas, asumiendo ambos cabalmente esta responsabilidad.

    En continuidad con el tema considerado anteriormente [ver aquí], me centraré en otro punto de interés del casi centenario libro de José Vasconcelos, Indología (1926): su discusión sobre la educación en el mundo hispanoamericano. Me centraré aquí en el periodo colonial, dejando para futuras entregas la historia posterior.

    En su tratamiento de la educación pública, Vasconcelos parte de la historia de Quetzalcóatl. En algunas mitologías prehispánicas, se identificaba a Quetzalcóatl con un personaje ilustre que, venido de lejos, enseñó las artes y reformó las costumbres. Distinguióse por suQuetzalcóatl - Wikipedia, la enciclopedia libre virtud y su ciencia. Reuniendo discípulos, desarrolló las industrias y mejoró la convivencia. A la postre, el pueblo le entregó el poder para que organizara el estado y dirigiera la educación. Se dio entonces un periodo de claridad, una edad de oro de la cual procedió lo bueno que tuvieron los aztecas.

    Posteriormente, sin embargo, la influencia de Huitzilopochtli, el dios sanguinario, prevaleció de nuevo, hundiendo a la sociedad azteca en la locura homicida de su etapa final. En tiempos de Moctezuma, la derrota de Quetzalcóatl era definitiva. No había instrumento del estado que asumiera la función educativa, ni colegios civiles o religiosos. La crueldad era la ley. No podía Por qué Moctezuma II bailó vestido de mujer? | Muy Interesantedesarrollarse la cultura, la industria ni el espíritu de invención allí donde todo quedaba a merced de la fuerza y servía a los intereses de una casta de guerreros ignorantes y sanguinarios. Estos —los caballeros tigres y los caballeros águilas, antecesores de los caudillos— desterraron a Quetzalcóatl, arrojándolo al mar de donde había venido. Sobre los escombros de las escuelas y de las artes levantaron el símbolo de la macana destructora, figura de la espada de ayer y del rifle de asalto de hoy.

   El mito de Quetzalcoátl constituye para Vasconcelos un testimonio de la antigüedad del esfuerzo por redimir a las poblaciones americanas de la miseria y la ignorancia. El culto que inspira la memoria del personaje se le ofrece como un motivo de esperanza. El ideal que este representa ha sido asumido y perseguido por personas y grupos desde entonces, aunque nunca con éxito cabal ni duradero.

En realidad, la educación pública como esfuerzo organizado y sistemático se inicia en el continente americano —sostiene Vasconcelos— con el trabajo de los misioneros católicos. La orden franciscana, vigorosa y pura tras su renovación en Europa; la orden dominicana aún no manchada de intransigencia; y más tarde la orden jesuítica, antes de que la perdiera la sed de poder, son las Facebookprecursoras y fundadoras de la cultura hispanoamericana. Además de propagar una fe religiosa, los misioneros enseñaron a leer y a escribir, difundieron un idioma, transmitieron las técnicas europeas y llevaron a cabo una labor social cuyos efectos perduran. Su mérito resalta aún más si se considera el estado de las poblaciones en las que desarrollaron su labor. Generalmente, el misionero —formado casi siempre en las mejores universidades europeas— se las había con salvajes muy primitivos como los californios, o bien con masas tan decaídas por la larga servidumbre que rara vez conocían otro oficio que el de suplir a las bestias de carga, inexistentes en la América precolombina. Ni la baja condición material y cultural de las poblaciones, ni la falta de instrumentos, ni el desierto y la pobreza de algunas tierras amedrentaron a los misioneros. Vasconcelos alega que hay regiones que nunca recuperaron su prosperidad desde que ellos tuvieron que abandonarlas.

   El misionero se adentraba en la tierra desafiando el justo rencor de las poblaciones recién ofendidas. Tenía que vencer el recelo, el prejuicio, la indiferencia y después la incapacidad de la gente y los obstáculos de la tierra. Debía empezar por construir casa, pero, como era hombre en grande, en lugar de acomodar sus necesidades a la choza se determinó a construir paredes en el desierto. Desde California hasta Argentina se conservan ejemplares de esta arquitectura sólida, bien arraigada en un medio precario y hostil.

    Además de la vivienda, el misionero hubo de resolver el problema del sustento. Tampoco aquí se conformó con los peces de las lagunas, la caza del monte ni los frutos del campo. El misionero se sabía portador de una cultura que hizo arraigar en su nuevo hogar, cultivando cereales, frutas y legumbres en regiones donde nunca antes se había practicado la agricultura. Las vides que después enriquecieron a California y a Chile fueron plantadas, originalmente, por manos misioneras. Paralelamente, el misionero importó animales domésticos y enseñó al indígena su cría. Algunas bestias suplementaron la alimentación o aportaron material textil. El burro, por su parte, permitió al menos iniciar la liberación del indio de la más dura de sus faenas.

Los misioneros de Baja California, los emprendedores del vino en Suramérica. - CataDelVino.com

    En la misión, el día se empleaba en las tareas del campo y en el trabajo de albañilería. Al caer la tarde, la misión se convertía en escuela donde se enseñaban artes y oficios, música, letras y religión. Periódicamente, la misión servía de fortaleza para la defensa contra las tribus insumisas, debiendo luchar por su existencia. Tras el asalto, y después de curar a los heridos, los prisioneros —fusilados en épocas posteriores, en otros contextos— eran educados, convertidos e incorporados a la vida de la comunidad. Vasconcelos recuerda que en las escuelas de Vasco de Quiroga, fundadas cuatro siglos atrás en Michoacán, se enseñaban oficios de los cuales aún viven los indios. En su labor como educador, Vasconcelos reconoce haberse inspirado, así, en “los lineamientos de una escuela útil al pobre y capaz de remover todas las capacidades de una raza”[1].

    Se ha acusado a los misioneros de acabar con las culturas indígenas al derruir sus monumentos —cuando los había— y extirpar sus tradiciones. Desde luego —admite Vasconcelos—, mucho destruyó la ignorancia y brutalidad de los conquistadores, al igual que el celo excesivo y estrecho de algunos religiosos. Sin embargo —recuerda—, lo que se ha salvado, se salvó gracias a los predicadores. Más aún, las investigaciones que muchos de ellos realizaron de las lenguas y culturas indígenas han fungido como fundamento de cuanto se ha estudiado al respecto desde entonces.

    Por lo demás —alega Vasconcelos—, es imposible destruir una cultura si esta es vigorosa, sobre todo a través de la conquista militar. Cuando un conquistador que no trae más que violencia triunfa frente a una cultura superior a la suya, suele ser absorbido o, al menos, influido por ella. Vasconcelos cita los ejemplos de China e India, sofisticadas culturas que supieron civilizar a sus invasores. Ahora bien, en la temprana modernidad, casi nada había comparable con la cultura europea del renacimiento. En la primera mitad del siglo XVI, España era en muchos aspectos la avanzada de esta cultura, entre cuyos representantes y promotores se encontraban los frailes misioneros. Es cierto que las cosmovisiones indígenas fueron reemplazadas o, por lo menos, severamente modificadas[2]. Vasconcelos sostiene que tal reemplazo se hizo con ventaja. De no haber sido así, el indio americano quizá habría tenido que retirarse a reservas al estilo anglosajón, o hubiera sido objeto de perpetua sumisión y de exterminio periódico como en algunas colonias europeas del momento. En el mejor de los casos, el indio viviría aislado en las serranías y desiertos, sin acceso a la sociedad y la cultura de las que hoy participa y a las cuales enriquece.

    Si la preclara labor de los misioneros carece de paralelo y no ha sido superada en América, ni quizá en lugar alguno, ¿por qué no consiguió, al fin, vencer el atraso y la ignorancia? Las misiones desaparecieron después de algunos siglos de admirable labor, dejando atrás semilla excelente, pero no una obra culminada. Vasconcelos considera que la inmensidad misma de la tarea agotó a varias generaciones de apóstoles, dejando el proyectoJesuitas, fuera de aquí: el día que España dio la patada a los progresistas inconcluso. A la decadencia del personal se agregaron las trabas burocráticas y la avaricia de terratenientes y funcionarios. El golpe de gracia lo dio la expulsión de los jesuitas en 1767. Por su parte, el clero secular rara vez tuvo una relación ejemplar con los indios. Y la administración española mal podía proveer de escuelas a las colonias cuando no las proveía a la metrópoli.

    A pesar del abandono en que cayó la educación popular en los últimos años del virreinato, a lo largo del siglo XVIII florecieron ilustres universidades y colegios de segunda enseñanza. En Perú, Ecuador, Colombia y México hubo grandes edificios —a los que tenía acceso el criollo lo mismo que el indio— en los que se cultivaban las humanidades, las ciencias, la arquitectura, la literatura y la música, y donde se produjeron obras y publicaciones que se cuentan entre las más importantes de la historia intelectual de Hispanoamérica. Se ha acusado a tal educación de estrechez doctrinal e intolerancia. Aun así, los próceres de las independencias proceden casi todos del colegio español. “Nuestros libertadores —señala Vasconcelos— tomaron de dichos centros el nervio de su pensamiento, el hálito generoso y universal de sus doctrinas y la intención humanitaria de sus sacrificios”[3]. También es verdad que estas instituciones no consiguieron divulgar la cultura entre las masas populares. Pero ¿cuáles otras de la época acertaron a hacer tal cosa? En cambio, sin los Institutos de Ciencias, las universidades y los seminarios, Hidalgo, Morelos, Sucre y Santander hubieran sido poco más que analfabetos.

    El tratamiento vasconceliano de la educación en el periodo colonial posee la virtud de rescatar los elementos valiosos de la misma sin ignorar sus deficiencias. Como hombre de acción —fue el Nace la Secretaría de Educación Pública - Gaceta UNAMprimer Secretario de Educación del México postrevolucionario—, Vasconcelos se inspiró en el ideal misionero de una escuela que proporcionara al pobre medios de vida a través del aprendizaje de oficios y que, además de formarlo intelectualmente, desarrollara su sensibilidad estética. Tocaremos este aspecto de la labor vasconceliana en una entrega posterior.

[1] José Vasconcelos, Indología. Una interpretación de la cultura ibero-americana, Agencia Mundial de Librería, Barcelona, s/d [1926], p. 143. “Por muy numerosos que sean ya los elogios que se han hecho de la labor de estos varones ilustres [los misioneros] —sostiene Vasconcelos—, nunca se habrá dicho bastante. Se les podría tomar como modelo para el fomento de la civilización en cualquier región de la tierra, y entre nosotros no creo que sea posible ni atinada una labor educativa que no tome en cuenta el sistema de los misioneros, sistema cuyos resultados no sólo no se han podido superar, pero ni siquiera igualar”. J. Vasconcelos, Indología, p. 141.

[2] “En nuestras tierras, por desgracia, no había elementos para competir, mucho menos para sobreponerse a una civilización cristiana”. J. Vasconcelos, Indología, p. 144.

[3] J. Vasconcelos, Indología, p. 146.

COVID-19 ¿La peste de nuestro tiempo?

 por Juan Carlos Rodríguez, historiador

       La peste negra del siglo XIV y el coronavirus han sido dos de las grandes pandemias que ha tenido que encarar la humanidad. Es obvio que no han sido las únicas ni lo serán; al ciclo biológico natural hemos de añadir otras que han surgido en laboratorios. Las armas bacteriológicas[1] o también llamadas bioarmas, que desde la Primera Guerra Mundial han sido empleadas como elemento disuasorio o de exterminio, han contribuido a deshumanizar nuestras sociedades. Es el resultado de un conjunto de ideologías cuya prepotencia ha ido alterando la esencia de la naturaleza humana con los consiguientes perjuicios, tal como ha recordado recientemente Luis Suárez Fernández[2]. Sea por razón de una enfermedad zoonótica o por una fuga accidental o premeditada, el COVID-19 nos ha introducido en un período de crisis similar al de la peste negra de 1348.

       Antes de comparar dichas pandemias, cabe recordar los estragos de otras como la viruela o el sarampión, siendo responsables de las elevadas cifras de mortalidad entre las poblaciones amerindias a la llegada de los españoles y no tanto las armas, como se obstina en subrayar la leyenda negra británica u holandesa. Según el doctor Francisco Guerra, avalado con estudios y análisis de otros como Rosenblatt, Friede, Coolc u Borah, para finales del siglo XVI la población indígena americana se había mermado un 10% con respecto a las cifras de su demografía original[3].

Las plagas de la conquista de América       Actualmente, tanto estas enfermedades como la peste negra son de sobra conocidas por su diagnosis y tratamiento. Sin embargo, no por ello son menos peligrosas que el coronavirus, aunque su mayor control por parte de la comunidad científica contribuya a serenar el ánimo de la opinión pública.

       En su caso, la peste bubónica[4] y el COVID-19 tienen no pocas similitudes. La primera es la contagiosidad, si bien en este caso la actual supera a la plaga negra. Desde la antigüedad hasta nuestros días la peste negra ha perdurado en el planeta, aunque en mucho menor grado. Autores como Giovanni Bocaccio, precursor del Renacimiento, noveló sobre ella. La obra El Decamerón comienza describiendo la peste bubónica y cómo golpeó a la ciudad de Florencia:

Casi al principio de la primavera, la mortífera peste hizo su aparición de una forma que yo llamaría prodigiosa […]. Al iniciarse la enfermedad, lo mismo al varón que a la mujer, formábaseles hinchazones en el ingle o en los sobacos, alcanzando algunas el tamaño de una manzana o un huevo […]. Ni consejo de médico ni virtud de medicina eran eficaces para curar la enfermedad; de modo que […] no sólo eran pocos los que sanaban, sino que casi todos, al tercer día fallecían, a veces sin fiebre y otros síntomas.

      El brote medieval de mediados del siglo XIV es uno de los peores que se recuerdan a lo largo de la historia. Sus inicios en Oriente, como ahora el coronavirus, acabó por extenderse a Europa hasta disminuir un tercio de su población. Esta enfermedad zoonótica, transmitible entre animales y seres humanos −al igual que el coronavirus− tuvo en la rata y, sobre todo, en la pulga común el principal agente portador de la enfermedad.La Peste Negra: antecedentes, desarrollo y repercusión ... Como es sabido, la ruta de la seda o de las especias, que comunicaba Oriente con Occidente, proveía a Europa de objetos de lujo hasta su interrupción vía terrestre en 1453 a causa de la caída de Constantinopla (la actual Estambul) en manos de los turcos. Entre las mercancías se alojaban los roedores que, al llegar a su destino, extendían la epidemia por doquier. Y es que los parásitos de una rata infectada saltaban a las personas sin que ninguna barrera higiénica pudiera contrarrestar la plaga. En nuestro tiempo hemos evolucionado positivamente al erradicar una enfermedad infecciosa mediante el control de roedores y parásitos. Si la sangre era el principal medio de infección de la peste bubónica, debido a la picadura del parásito, que conllevaba una infección de los ganglios linfáticos, no lo era en la neumónica (implicaba una infección en los pulmones), contagiada a través de las mucosas al igual que con el coronavirus.

         Comparando los medios de propagación de ambas pandemias, a simple vista hay pocas diferencias e incluso podría parecer menos contagiosa la actual ante la mayor salubridad de nuestras ciudades. Sin embargo, hay otros factores que nos indican la alta capacidad de contagios indirectos, ya que las gotículas de una persona con COVID-19 al toser o exhalar pueden permanecer activas en ciertas superficies durante unos tres días[5]. En segundo lugar, la comunicación entre naciones vía terrestre, marítima, pero sobre todo aérea, aumenta exponencialmente la capacidad de expansión de la epidemia en un mundo globalizado; lo que hoy en día llamamos confinamiento conlleva mucho más trasiego que el de los años más florecientes del comercio mediterráneo medieval. Y en tercer lugar, la sintomatología de la peste negra se manifestaba entre dos y ocho días tras el contagio y en uno en el caso de la peste neumótica. De ahí que el tiempo en detectar y aislar a un individuo era mucho menor que los 14 días en los que el COVID-19 puede presentar síntomas, siendo incluso contagioso durante la incubación o los posteriores 15 días tras la cura.

Mapa del coronavirus en el mundo, en tiempo real hoy, 1 de mayo ...

       En cuanto a la letalidad y síntomas, el monje franciscano Michelle de la Piazza en su historia de Sicilia nos describe cómo la peste negra llegó a Mesina en octubre de 1347 tras el desembarco de 12 galeras genovesas contaminadas. Los datos son escalofriantes y la mayoría de infectados perecían al tercer día[6]. Según Leticia Martínez Campos[7], Milán fue la ciudad europea donde hubo tasas más bajas Y si las ratas no fueron las culpables de la peste negra? | El Correode mortalidad (un 15%), atribuida a las medidas de cuarentena promulgadas por los Visconti con en el aislamiento domiciliario de la población enferma. Otras localidades no tuvieron tanta suerte y la tasa de mortalidad fue mucho mayor. En Venecia pereció el 60% de su población en 18 meses, en Burdeos el 40%, en Génova y en Pisa entre el 30-40%. A pesar de ser devastadores los brotes de la peste negra y numerosos a lo largo de la historia, todavía hoy carecemos de una vacuna efectiva para luchar contra esta enfermedad. Según la OMS, en ausencia de tratamiento la peste bubónica tiene una tasa de letalidad del 30-60% entre los contagiados. Únicamente los antibióticos –de uso generalizado a partir de la Segunda Guerra Mundial− y el tratamiento de apoyo reducen dicha mortalidad por debajo del 30% si la peste se diagnostica a tiempo. Los datos sobre la letalidad del COVID-19 todavía no son categóricos y pueden fluctuar hasta el final de la pandemia. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha asegurado que su letalidad es 10 veces superior a la de la gripe y poco similar a este virus, como muchos aseguraban en un primer momento[8]. La probable mutación del virus y los diferentes estudios científicos, irán arrojando un poco más de luz sobre esta desconocida pandemia que está asolando nuestro mundo. Si tomamos por válidos los datos oficiales administrados por el Ministerio de Sanidad en España a día 1 de mayo de 2020[9], vemos como el número de contagiados asciende a 215.216, el deCancillería confirma primer fallecimiento de un costarricense en ... recuperados a 114.678 y el de fallecidos a 24.824. Estos valores arrojan un 11,53% de mortalidad sobre el total de casos aparecidos y hasta un 17,8% sobre los casos cerrados hasta el momento, que ascienden a 139.509 (suma de recuperados y fallecidos). Cifras que se modificarían a la baja si los actuales ensayos clínicos surten el efecto esperado para el restablecimiento de la salud de los pacientes infectados.

      Se observan por tanto similitudes, pero también importantes diferencias entre la peste y el COVID-19. La principal divergencia es su propagación, que como ya se ha apuntado en el caso de la peste, nunca consiguió infectar a todas las regiones del planeta en un mismo episodio. Con respecto al coronavirus, se observa una tasa de mortalidad más baja. De hecho y aunque las cifras que se barajan del COVID-19 no sean del todo alentadoras, no sería ésta la más mortífera de las enfermedades infecciosas registradas hasta la fecha.

         Esta crisis sanitaria que, como la peste negra, habrá de revertir en dificultades económicas y sociales, no puede descentrar el objetivo de recuperación que, a medio plazo, sigue a estos descalabros. A tan malhadado preliminar –como refirió Bocaccio− suelen concatenarse capítulos más agradables que dejan atrás la dura experiencia de una escalada áspera en un ambiente yermo y hostil[10]. Esto exigirá una transformación del mundo como la que emergió en Europa en el siglo XV o, más recientemente, después de la Segunda Guerra Mundial con el reflote de una sensibilidad humanista que erradique la indiferencia y fomente la solidaridad, especialmente con los más vulnerables.

[1] La ricina, el fosgeno, la cloropirina, el napalm, el gas mostaza y el sarín, son algunas de las utilizadas durante enfrentamientos bélicos del último siglo.

[2] Luis Suárez Fernández, Consecuencias del progresismo. CIDESOC, abril 2020.

[3] «Los efectos de las enfermedades infecciosas para las que habían adquirido cierto grado de inmunidad los españoles, sobre una población virgen inmunológicamente como la indígena americana fueron desastrosos. En la isla de Santo Domingo, de una población estimada en 1493 en más de 3.770.000, para 1518 apenas si quedaban 15.600 y de éstos, después de la introducción de la viruela aquel año, apenas si se contaban 125 aborígenes de los cerca de cuatro millones que hubo en la isla. La población aborigen de México en 1519, en el momento de iniciarse la conquista por Hernán Cortés, se ha estimado en algo más de 25.000.000 de indígenas y para 1605 había descendido hasta l.075.000, aunque progresivamente fue recuperándose hasta alcanzar su nivel original al finalizar el período colonial. Los datos sobre Perú son fragmentarios pero se ha estimado que la población aborigen de Perú en 1532 era de unos 6,000.000 de indígenas y para 1628 sólo se contaban 1.090.000». Francisco Guerra: Origen de las epidemias en la conquista de América. Revista Quinto Centenario Nº14, 1988, págs. 43-52.

[4] La enfermedad  que conocemos con el nombre de peste (peste negra, muerte negra, peste bubónica, gran plaga, plaga negra) es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria yersinia pestis.

[5] Según estudio de la OMS (Organización Mundial de la Salud), realizado el 21 de marzo de 2020. https://www.bbc.com/mundo/noticias-51955233

[6] «El cuerpo parecía entonces sacudido casi por entero y como dislocado por el dolor. De este dolor, de esta sacudida, de esta corrupción del aliento nacía en la pierna o en el brazo una pústula de la forma de una lenteja. Ésta impregnaba y penetraba tan profundamente en el cuerpo que se veía acometido por violentos esputos de sangre. Las expectoraciones duraban tres días continuos y se moría a pesar de cualquier cuidado».

[7] Responsable de la Sección Infectología en la Historia del SEIP (Sociedad Española de Infectología Pediátrica), en su artículo digital titulado, La Peste Negra.

[8] https://www.infosalus.com/actualidad/noticia-tasa-mortalidad-covid-19-10-veces-superior-gripe-20200409163947.html

[9] https://covid19.isciii.es/

[10] Giovanni Bocaccio, El Decamerón, 1353 (ed. 1983, Club Internacional del Libro), Parte I, p. 11.

Inclusive and responsive protection: United Nations Family Resolution 2018

by José A. Vázquez, UN Representative of IFFD

One more year, the Third Committee of the United Nations 73rd Session of the General Assembly approved the draft resolution titled ‘Follow‑up to the twentieth anniversary of the International Year of the Family and beyond’. The proposal was approved by consensus and without a vote on November 16th, 2018.

By its terms, the General Assembly encourages Governments to enact family‑oriented policies for poverty reduction, promote work‑family balance as conducive to the well‑being of children, invest in family policies that promote strong intergenerational interaction, provide universal and gender‑sensitive social protection systems, support the United Nations trust fund on family activities, and strengthen cooperation with civil society in the implementation of family policies.

The draft resolution was introduced by the Group of 77 and China [1], joined by Belarus, Kazakhstan, Russian Federation, Uzbekistan and Turkey.

The representative of Egypt, speaking on behalf of the Group of 77, reaffirmed the importance of the International Year of the Family and stressed that the draft can promote well‑being for all, empower women and girls, and end violence against them, as it encourages Governments to make every effort to fulfill the International Year.

The representative of Mexico said that while the family, as a fundamental core, has a variable composition depending on the country, in Mexico there are a multiplicity of families that make up society, and the Government fully respects gender diversity, where all families have state protection.

After it was approved, the representative of Austria, on behalf of the European Union, attached importance to the family, noting the crucial role of caregivers and the value of intergenerational relationships, and adding that families strengthen society, as they are living, evolving entities. As a consequence, various types of families exist and it is critical that nobody is left behind. [2]

I reproduce in this paper the approved text [3], with some notes on the previous Report of the Secretary General supporting it [4].

UN General Assembly Resolution on the
‘Follow-up to the twentieth anniversary of the International Year of the Family and beyond’

The General Assembly,

Recalling its resolutions […] concerning the proclamation of, preparations for and observance of the International Year of the Family and its tenth and twentieth anniversaries,

Recognizing that the preparations for and observance of the twentieth anniversary of the International Year in 2014 provided a useful opportunity to continue to raise awareness of the objectives of the International Year for increasing cooperation on family issues at all levels and for undertaking concerted action to strengthen family-centered policies and programmes as part of an integrated comprehensive approach to development,

Recognizing also that the objectives of the International Year of the Family and its follow-up processes, especially those relating to family policies in the areas of poverty, work-family balance and intergenerational issues, with attention given to the rights and responsibilities of all family members, can contribute to ending poverty, ending hunger, ensuring a healthy life and promoting well-being for all at all ages, promoting lifelong learning opportunities for all, ensuring better education outcomes for children, including early childhood development and education, enabling access to employment opportunities and decent work for parents and caregivers, achieving gender equality and the empowerment of all women and girls and eliminating all forms of violence, in particular against women and girls, and supporting the overall quality of life of families, including families in vulnerable situations, so that family members can realize their full potential, as part of an integrated comprehensive approach to development,

Acknowledging that the family related provisions of the outcomes of the major United Nations conferences and summits and their follow-up processes continue to provide policy guidance on ways to strengthen family centered components of policies and programmes as part of an integrated comprehensive approach to development,

Recognizing the continuing efforts of Governments, the United Nations system, regional organizations and civil society, including academic institutions, to fulfill the objectives of the twentieth anniversary of the International Year at the national, regional and international levels,

Acknowledging that the International Year of the Family and its follow-up processes have served as catalysts for a number of initiatives at the national and international levels, including many family policies and programmes to reduce poverty and hunger and promote the well-being of all at all ages, and can boost development efforts, contribute to better outcomes for children and help to break the intergenerational transfer of poverty in support of the implementation of the 2030 Agenda for Sustainable Development,

Acknowledging also that strengthening intergenerational relations, through such measures as promoting intergenerational living arrangements and encouraging extended family members to live in close proximity to each other, has been found to promote the autonomy, security and well-being of children and older persons, and that initiatives to promote involved and positive parenting and to support the role of grandparents have been found to be beneficial in advancing social integration and solidarity between generations, as well as in promoting and protecting the human rights of all family members,

  1. Takes note of the report of the Secretary-General;
  • After the introduction (num. 1-4) and the new frameworks to strengthen national institutions (num. 5-10), the Report focuses on the objectives of the International Year of the Family: poverty reduction (num. 11-25), work-family balance (num. 26-44) and intergenerational solidarity (num. 45-58), the need to promote research and awareness-raising on them (num. 59-67), processes at the United Nations system (num. 68-97) and civil society initiatives (num. 98-105).
  • The conclusions (num. 106-114) confirm the improvement made by many Member States on all these issues and give way to new recommendations on implementing family oriented policies and programmes, reinforcing the cooperation with civil society, academic institutions and the private sector, promoting research and impact assessment studies and sharing good practices (n. 115).
  1. Encourages Governments to continue their efforts to implement the objectives of the International Year of the Family and its follow-up processes and to develop strategies and programmes aimed at strengthening national capacities to address national priorities relating to family issues and to step up their efforts, in collaboration with relevant stakeholders, to implement those objectives, in particular in the areas of fighting poverty and hunger and ensuring the well-being of all at all ages;
  1. Invites Member States to invest in a variety of inclusive family oriented policies and programmes, which take into account the different needs and expectations of families, as important tools for, inter alia, fighting poverty, social exclusion and inequality, promoting work-family balance and gender equality and the empowerment of all women and girls and advancing social integration and intergenerational solidarity, to support the implementation of the 2030 Agenda for Sustainable Development;
  • In El Salvador, ‘Programa Nuestros Mayores Derechos’ seeks to create a culture in which older persons are autonomous and respected. The ‘Comunida­des Solidarias Rurales’ programme provides a basic universal pension for older persons and promotes intergenerational exchanges (n. 48).
  • A panel discussion, organized The Department of Economic and Social Affairs of the Secretariat, through its Division for Social Policy and Development, in partnership with the International Federation for Family Development, focused on the topic ‘Inclusive Cities and Sustainable Families’ (n. 96).
  1. Encourages Member States to continue to enact inclusive and responsive family oriented policies for poverty reduction in line with the main objectives of the twentieth anniversary of the International Year, to confront family poverty and social exclusion, recognizing the multidimensional aspects of poverty, focusing on inclusive and quality education and lifelong learning for all, health and well-being for all at all ages, full and productive employment, decent work, social security, livelihoods and social cohesion, including through gender- and age-sensitive social protection systems and measures, such as child allowances for parents and pension benefits for older persons, and to ensure that the rights, capabilities and responsibilities of all family members are respected;
  • The mention to the ‘multidimensional aspects of poverty’ should be understood in the context of the Global Multidimensional Poverty Index, developed by the Oxford Poverty & Human Development Initiative and the UN Development Programme. More information available at: https://ophi.org.uk/multidimensional-poverty-index/. 
  • The briefing ‘Leaving no child behind: promoting youth inclusion through quality education for all’, organized by the International Federation for Family Development in cooperation with the Permanent Mission of Qatar at the UN Headquarters, advocated for the importance of quality child education for responsible citizenship (n. 84). 
  • As mentioned in the Report, Colombia has implemented a national public policy to strengthen families (‘Política Pública Nacional de Apoyo y Fortalecimiento a las Familias’), and ‘Más Familias en Acción’ (More families in action) offers monetary incentives in education and health for vulnerable families with children, while its ‘Ingreso para la Prosperidad Social’ (Income for Social Prosperity Programme) seeks to increase levels of education for heads of households in poverty (n. 15). 
  • In Chile, the child protection programme entitled ‘Chile Crece Contigo’ (Chile grows with you) recognizes the dimensions of child development (n. 35) and in Rwanda a month-long family campaign has been organized on an annual basis since 2011. (n. 66).
  • The recently updated family grant programme ‘Bolsa Família’ in Brazil complements the income of more than 50 million families in the country (n. 76).

Other examples include (n. 77):

  • Paraguay: conditional cash transfers are provided to households living in poverty, 70 per cent of which are headed by women;
  • Sweden invests in family policies that focus on supporting early childhood care and education, which it considers the most efficient way to fight poverty;
  • Thailand has established a child support scheme for vulnerable families which recently benefited 190,000 children;
  • In 2016, Poland introduced a programme entitled ‘Rodzina 500 Plus’, which offers monetary transfers for families with two or more children to increase the economic stability of households and respond to demographic challenges;
  • In the Islamic Republic of Iran, assistance to households headed by women is offered;
  • In Malawi, conditional cash transfers for vulnerable households aim to reduce poverty, improve nutrition and encourage the enrolment of children in school;
  • Productive safety nets in Zimbabwe provide employment in community infrastructure projects for vulnerable households, complementing cash transfers.
  1.  Also encourages Member States to promote work-family balance as conducive to the well-being of children, the achievement of gender equality and the empowerment of all women and girls, inter alia, through improved working conditions for workers with family responsibilities, flexible working arrangements, such as telecommuting, and leave arrangements, such as maternity leave and paternity leave, affordable, accessible and good-quality childcare and initiatives to promote the equal sharing of household responsibilities, including unpaid care work, between men and women;
  • According to the report, longer maternity, paternity and parental leave provisions, the option to work reduced hours and telecommuting have been introduced in several Member States, and the public sector has often been a pioneer in offering work-life balance measures for its employees (n. 27).
  • Hungary has also prioritized support to mothers re-entering the labour market, and the employment rate of women has grown from 50 to 60.2 per cent in the past 6 years (n. 32). In Jordan, the National Council for Family Affairs has been implementing a project to establish and support nurseries and childcare centres in the private sector to encourage women to participate in the labour market (n. 38).
  • Flexible working arrangements and telecommuting are expanding in the Russian Federation: special training courses are also offered to help women returning from long-term parental leave improve their job qualifications in the competitive labour market (n. 40).  
  • In Peru, the Fatherhood Platform Peru (‘Plataforma de Paternidades Perú’) seeks to encourage men to participate in caring for their children, and is composed of organizations and institutions of government, civil society and companies (n. 54).
  1.  Further encourages Member States to invest in family policies and programmes that enhance strong intergenerational interactions, such as intergenerational living arrangements, parenting education and support for grandparents, including grandparents who are primary caregivers, in an effort to promote inclusive urbanization, intergenerational solidarity and social cohesion;
  • ‘Parenting education’ is mentioned in this resolution for the second time in a row, and it refers to programmes targeted to improve fathers’ and mothers’ parenting skills, while ‘parental education’ relates to their educational attainment.
  • The Hungarian pension system fosters intergenerational solidarity and reduces inequality, reallocating resources between the young and old generations: both formal employment and childcare activities count towards pension entitlements (n. 50).
  • Several Member States have invested in intergenerational facilities and supporting interactions among generations, such as parenting education to improve the well-being of children, though more evaluations are needed to ascertain the long-term impact and effectiveness of such programmes (n. 112).
  1.  Encourages Member States to consider providing universal and gender-sensitive social protection systems, which are key to ensuring poverty reduction, including, as appropriate, targeted cash transfers for families in vulnerable situations, as can be the case of families headed by a single parent, in particular those headed by women, and which are most effective in reducing poverty when accompanied by other measures, such as providing access to basic services, high-quality education and health-care services;
  1.  Encourages Governments to support the United Nations trust fund on family activities;
  1.  Encourages Member States to strengthen cooperation with civil society, academic institutions and the private sector in the development and implementation of relevant family policies and programmes;
  • Cooperation with civil society is reinforced with this paragraph, following the initiatives undertaken by many civil society organizations to contribute to the implementation of the twentieth anniversary of the International Year.  
  • Some examples of this advocacy effort include COFACE Families Europe and its vision for the reconciliation of economy and society (98); the events organized by the Walmart Centre for Family and Corporate Conciliation at the IAE Business School in Argentina (n. 99); the Global Home Index, an initiative of the Home Renaissance Foundation designed to evaluate how home-based work is valued and how it contributes to human development (n. 100); the Exchange Programme on the Wofoo Asian Award organized by the Consortium of Institutes on Family in the Asian Region and the Family Council in Hong Kong (n. 102); and the International Conference on the Family and Sustainable Development, organized in Lagos by the Institute for Work and Family Integration, in partnership with the International Federation for Family Development and the Nigerian Association for Family Development.
  1.  Encourages further collaboration between the Department of Economic and Social Affairs of the Secretariat and the United Nations entities, agencies, funds and programmes, as well as other relevant intergovernmental and non-governmental organizations active in the family field, as well as the enhancement of research efforts and awareness-raising activities relating to the objectives of the International Year and its follow-up processes;
  1.  Requests the focal point on the family of the Department of Economic and Social Affairs to enhance collaboration with the regional commissions, funds and programmes, recommends that the roles of focal points within the United Nations system be reaffirmed, and invites Member States to increase technical cooperation efforts, consider enhancing the role of the regional commissions on family issues and continue to provide resources for those efforts, facilitate the coordination of national and international non-governmental organizations on family issues and enhance cooperation with all relevant stakeholders to promote family issues and develop partnerships in this regard;
  • This mention of the focal point on the family strengthens this position and shows new possibilities to consolidate it.
  1.  Calls upon Member States and agencies and bodies of the United Nations system, in consultation with civil society and other relevant stakeholders, to continue to provide information on their activities, including on good practices at the national, regional and international levels, in support of the objectives of the International Year and its follow-up processes, to be included in the report of the Secretary-General;
  1.  Requests the Secretary-General to submit a report to the General Assembly at its seventy-fifth session, through the Commission for Social Development and the Economic and Social Council, on the implementation of the objectives of the International Year and its follow-up processes by Member States and by agencies and bodies of the United Nations system;
  1. Decides to consider the topic ‘Implementation of the objectives of the International Year of the Family and its follow-up processes’ at its seventy-fourth session under the sub-item entitled ‘Social development, including questions relating to the world social situation and to youth, ageing, disabled persons and the family’ of the item entitled ‘Social development’.

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[1] The Group of 77 is the largest intergovernmental organization of developing countries in the United Nations, and the original number of members has increased to 134 countries since it was established in 1964. More information available at: http://www.g77.org/.

[2] Cf. UN Meetings Coverage and Press Releases (3rd Committee, 16 Nov. 2018), available at: https://www.un.org/press/en/2018/gashc4254.doc.htm

[3] A/C.3/73/L.19/Rev.1, available at: https://undocs.org/A/C.3/73/L.19/Rev.1.

[4] A/73/61-E/2018/4, available at: https://undocs.org/A/73/61

Los valores de la milicia

  por Juan Carlos Rodríguez, historiador

            Creo que en ciertos momentos de nuestras vidas nos hemos identificado con alguno de esos soldados que aparecen en películas célebres de la historia del cine; sobre todo por los valores que encarnaban. Films como Los últimos de Filipinas (1945), Cateto a Babor (1970), Salvar al soldado Ryan (1998),  Black hawk derribado (2001), Zona Hostil (2017), Dunkerque (2017), y un largo etcétera, pueden ser buen ejemplo de ello. Reclutas como Alfredo Landa en elResultado de imagen de cateto a babor papel de Miguel Cañete, un humilde labrador que debe incorporarse al servicio militar y afrontar no pocas vicisitudes, puede despertar en cualquiera de nosotros ese momento en el que nos separamos de nuestra zona de confort y damos nuestros primeros pasos como hombres o mujeres adultos, con independiencia de que se haya prestado o no el servicio de las armas. A pesar de las primeras dudas que pueden aparecer en los albores de esa transición, no se duda de la importancia de la misma y  con el mayor empeño posible, se intenta estar a la altura de las circunstancias.

En buena medida, el Ejército representa esa vivencia de valores que puede desarrollar una persona. Compañerismo, disciplina, ejemplaridad, espíritu de sacrificio, servicio, excelencia profesional, honor, lealtad, sentido del deber y amor a la patria, están presentes en un buen soldado.

El compañerismo es el vínculo que se establece entre compañeros que forman parte de un grupo o comunidad, en este caso, del Ejército, con todas y cada una de sus unidades. Es el compromiso que impulsa a entregarse mutuamente, con generosidad y desinterés en beneficio del prójimo: Dos son mejores que uno; porque tienen una buena recompensa por su trabajo. Porque si caen, uno levantará a su compañero: pero qué desgracia para aquél que no tiene a otro que lo ayude a levantar (Eclesiastés 4:9-10).

La palabra disciplina deriva del latín discipulus, que significa discípulo, quien recibe una enseñanza de otro. La disciplina está definida como la manera ordenada y sistemática de hacer las cosas, siguiendo un conjunto de reglas y normas. Los militares no se cuestionan dicho valor, ya que de él dependerá el éxito de la misión. La disciplina conlleva obedecer con diligencia y exactitud las órdenes de los superiores, pero también, la responsabilidad de los mandos con las decisiones por éstos tomadas, siendo modelos de disciplina para la tropa. A pesar de que en los últimos tiempos este valor está en declive, en la escuela, en la familia y en la sociedad en general, debido a un mal planteamiento de la modernización del sistema pedagógico, no podemos renunciar a él, si queremos lograr los mejores resultados en un ambiente ordenado. La disciplina conlleva respeto mutuo y cooperación, con firme dignidad y acatamiento como base para la enseñanza de las experiencias y destrezas en la vida.

Resultado de imagen de la rendición de bredaEl valor de la ejemplaridad tiene una gran fuerza cuando nos movemos en el ámbito de los valores. Difícilmente una persona puede ser un auténtico ejemplo de vida para el resto si no actúa en coherencia entre el ser y el hacer. Cada uno de los miembros del Ejército debe aspirar a ser tenido como modelo de soldado y ciudadano. El mando debe ser un anexo de ejemplaridad, en palabras del filósofo José Ortega y Gasset.

El espíritu de sacrificio antepone el cumplimiento del deber a las comodidades, los intereses y las aspiraciones personales. Educa al militar en la austeridad, le hace más resistente frente a las dificultades y esfuerzos prolongados, y le ayuda a superar las adversidades. Todos deberemos sacrificarnos para lograr algo en la vida. Debemos educar enseñando a sacrificarse, a privarse, a sacar partido del tiempo y de los talentos dados, vencer nuestros defectos e incorporar virtudes. El espíritu de sacrificio debiera generar un estilo de vida de pequeñas pero múltiples renuncias en gustos, ataduras, compromisos… siempre en beneficio de un bien superior.

El espíritu de servicio es el amor, entusiasmo y alegría por servir a los demás. Algo que se necesita mucho en las familias, las empresas y la sociedad en general. Disposición permanente para anteponer siempre el bien común al propio o particular, dando a nuestra vida un sentido de compromiso desinteresado en beneficio de los demás. El espíritu de servicio es uno de los componentes principales de la vocación militar. Exige abnegación en el cumplimiento del deber y se manifiesta en una actitud de permanente disponibilidad y compromiso. Se ejerce sin esperar nada a cambio y la recompensa que se recibe es la satisfacción del deber cumplido.

La excelencia profesional va ligada al espíritu de superación, la iniciativa y el afán de mejora continua. Como el resto de los valores, no es exclusivo de las milicias, sino que es compartido por muchos otros profesionales. En las Fuerzas Armadas es esencial, si se quiere estar a la altura de los ejércitos más preparados y cumplir con eficacia las misiones asignadas. La formación y la actualización de los conocimientos, prácticas y medios, son imprescindibles.

El honor es la cualidad moral que obliga al hombre al más estricto cumplimiento de sus deberes consigo mismo y con los demás. Es un sentimiento inspirado en la lealtad que nos lleva a demostrar una conducta coherente. El honor es un valor esencial para el militar porque actúa como guía de su conducta y como motor que le impulsa a obrar siempre bien en el cumplimiento del deber. Es un símbolo de la vida virtuosa y un elemento esencial de la dignidad humana.

El mundo actual, si se siguen los dictámenes de la moda, no parece lugar para hombres de honor. El hombre del siglo XXI no piensa a largo plazo, se reduce a la inmediatez. La integridad, la caballerosidad, la justicia y la honradez, son conceptos anacrónicos, denostados principalmente por las ideologías de tendencia “progresista” o liberaloide, que buscan el éxito inmediato aunque sea a costa o en perjuicio del bien común de la nación. De ahí esa conocida sentencia de Otto Von Bismarck: el político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación. Por eso el buen ciudadano y estadista es como el buen militar.

La lealtad trata básicamente de cumplir con lo que hemos prometido y de asistir al bien del otro, incluso cuando las circunstancias son adversas. La lealtad es una virtud, y como tal debemos desarrollarla desde nuestra conciencia. Ser leal con otra persona es una obligación moral que tenemos con un familiar, un amigo, una pareja, etc. Junto al honor es otra cualidad en declive. El compromiso asusta y la deslealtad está más que extendida en el mundo occidental. El militar leal mantiene sus valores y sus obligaciones para consigo mismo y en servicio de los otros, por encima de la conveniencia y de la adversidad.

El sentido del deber va más allá de la mera obligación forzosa. Nace del espíritu militar, del amor al servicio y del compromiso personal con el Ejército y con todos los compatriotas. Los deberes se relacionan con actitudes que se esperan de todos los seres humanos, para asegurar formas comunitarias con igualdad de derechos para toda la humanidad. El deber es la otra dimensión del derecho, son aliados íntimos, ya que para disponer de ciertos derechos debemos cumplir con  una serie de obligaciones. Como decía Inmanuel Kant en su libro Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, el deber del hombre no depende de los propios hombres, sino que es algo universal y necesario (válido para todos y en cualquier situación), es decir, a priori.

Hemos dejado para el final, el valor del amor a la patria. Éste aparece reflejado en el servicio al pueblo, en la defensa del territorio o sencillamente en el respeto a unos símbolos patrios. Sin patria no tiene sentido el Ejército. Su misión fundamental es defenderla, mejorarla, pero sobre todo, amarla.  Bien lo aseveró Ramiro de Maeztu en una de sus reflexiones: en el amor a la Patria se acumulan todos los valores humanos.

Las elecciones británicas

      por Patrick Breeze, filósofo.
          El próximo Mes de Junio, la Primera Ministra ha convocado elecciones en Reino Unido. La verdad es que este está siendo un tiempo convulso en la política Europea. No obstante, la Primera Ministra cuenta con el respaldo del electorado. Las recientes elecciones en Stoke-on-Trent, fueron una victoria sin precedentes para el partido de Teresa May. Una y otra vez la primera ministra ha insistido en que no iba a convocar elecciones. De esta manera se guardaba sus cartas sin ceder ante la presión de la prensa.

Estas elecciones se convocan ahora para dar gran respaldo a la Primera Ministra en sus negociaciones para salir de la UE. Negociaciones en las que se ha entrometido el parlamento Británico, reclamando poder que debería pertenecer al ejecutivo, la llamada prerrogativa Real.

Por otra parte parece que va a ser decisivo para el liderazgo de Jeremy Corbyn, político del ala izquierda del partido laborista que no cuenta con el apoyo de un sector notable de su partido. Su propuesta política tampoco parece gozar de mucha popularidad entre el electorado. Se trata de un líder veterano en la cámara de los comunes, pero que no cede ante las presiones internas y de los medios de comunicación. Se prevé una debacle del partido laborista Británico.

El partido que presionó para el referéndum, el UKIP, está también atravesando unos momentos difíciles en lo que se refiere a su identidad como partido. Por un lado el nuevo liderazgo no parece que haya dado frutos. Algunos comentaristas han opinado que al tratarse de un partido de protesta, una vez que la cuestión Europea haya sido resuelta, quizá sea un partido que directamente desaparezca del mapa.

          Por otra parte el SNP, partido nacionalista Escocés, apunta a que probablemente mantenga sus representantes. La lucha de los conservadores en Escocia va a ser decisiva, puesto que se trata tradicionalmente de un bastión del laborismo. Cabe añadir que en Escocia el único partido que defiende la unión del Reino Unido es el partido conservador.

Todo parece indicar que el resultado electoral va a dar gran respaldo a la Primera Ministra. Otoño de 2017 será un tiempo decisivo para la Unión Europea. La Primera Ministra contará con el respaldo del electorado y podrá definir la situación del Reino Unido en relación con la UE y el resto del mundo.

¿Hablamos español?

foto Cañellas (4) por Antonio Cañellas, historiador

  Como recordara Fernando Lázaro Carreter, director de la Real Academia Española de la Lengua entre 1991 y 1998, el uso del término castellano o Fernando Lázaro Carreterespañol para referirnos al mismo idioma es una cuestión que ha suscitado no poca controversia. En primer lugar, porque la trayectoria en el empleo de dichos vocablos ha variado entre los propios académicos a lo largo de la historia. Ha quedado demostrado que hasta 1924 prevaleció la acepción castellano para titular la Gramática y el Diccionario oficial de la lengua. Esto se explica por la mezcolanza de criterios geopolíticos y de otros estrictamente lingüísticos. En efecto, la Academia había preferido el castellano por una razón erudita (como cuna del idioma), y por otra de carácter político: el deseo del centralismo borbónico de configurar toda la vida nacional según el modelo castellano. Si Sebastián de Covarrubias había apostado por la alternancia al vindicar indistintamente ambos términos en su Tesoro de la lengua castellana o española de 1611, a partir del siglo XVIII prevalece la primera como pauta de uniformización.

   Sin embargo, fueron las investigaciones de Ramón Menéndez Pidal las que, de acuerdo con el método positivo, introdujeron un cambio notable de tendencia a comienzos del siglo XX. Ciertamente, en su Manual elemental de gramática histórica española de 1904 ya apuntó lo que después desarrollaría en 1918 en uno de sus artículos, cuya influencia habría de revertir en la modificación del término al de lengua española:

Puestos a escoger entre los dos nombres de lengua española y lengua castellana, hay que desechar este segundo por muy impropio. Usada (laBiografia de Ramón Menéndez Pidal denominación lengua española) desde la Edad Media, vino a hacerse más oportuna en el Siglo de Oro de nuestra literatura, cuando ya la nación constaba de los reinos de León, Castilla, Aragón y Navarra unidos. Si Castilla fue el alma de esta unidad, los otros reinos colaboraron en el perfeccionamiento de la lengua literaria, bastando recordar en la literatura clásica nombres navarros, aragoneses y valencianos como Huarte, los Argensola, Gracián, Gil Polo y Guillén de Castro, para comprender el exclusivismo del nombre lengua castellana.

   La fuerza del argumento de Menéndez Pidal, renovador de la ciencia filológica en España y director de la RAE en distintos períodos (1925-1926; 1935-1938; 1947-1968) radica en dos supuestos. A saber, que el idioma absorbió en su haber otros romances hablados en la Península como el leonés y el navarro-aragonés, erigiéndose en la lengua española por antonomasia; y en el recordatorio de que el español cuenta con millares de voces no surgidas precisamente en Castilla. Y es que al elenco de autores que cita el académico, bien podrían incluirse otros más recientes o actuales de variada procedencia: Miguel de Unamuno, Pío Baroja (vascos), Camilo José Cela, Gonzalo Torrente Ballester (gallegos), Alfons Cervera (valenciano), José María Gironella, Juan Marsé (catalanes), Carme Riera, María de la Pau Janer (baleares), Antonio Muñoz Molina (andaluz), Mario Vargas Llosa (peruano), Fernando del Paso (mexicano), etc.

   Es verdad que, como dijera Francesc Cambó en su calidad de dirigente político de la Lliga Regionalista de Catalunya, el castellano no es la única lengua española. Sin embargo, era ésta una afirmación más política que propiamente lingüística. En efecto, tal como afirmara Dámaso Alonso, Dámaso Alonso - EcuReddirector de la RAE entre 1968 y 1982, denominar español al idioma en que se entienden los españoles de todas las regiones es una designación lingüística. Por su parte, calificar al vascuence, al catalán y al gallego como idiomas españoles es una designación geográfico-política, en tanto que perviven y habitan dentro del espacio geográfico de la antigua Hispania y que desde hace siglos conocemos con el nombre de España, país de enorme y variada riqueza cultural. De este modo, si en el siglo XVI triunfó el neologismo de español para referirse al idioma común de España toda, en línea con la constitución de otros idiomas nacionales en el extranjero, ahora parece producirse un retorno a la designación de castellano en las regiones bilingües de España. Pero también en el uso generalizado del término, más por condicionantes de corrección política consagrados en la Constitución de 1978 (que no deja de ser un texto político), que no por criterios estrictamente lingüísticos, a veces ignorados de forma deliberada. Podemos decir con certeza que el español está cimentado sobre el castellano, pero concluir que el español es castellano equivale a decir, según Calleja, que el hombre es un niño. Y es que el castellano es hoy una variedad local del español, como recordara García de Diego y Julio Agustín Sánchez. Si en Francia, país de gran variedad lingüística y dialectal, a nadie se le ocurre llamar francien al français, lengua que tuvo su origen en el dialecto de la Ile-de-France, tampoco debería hacerse lo propio con el español, constriñéndolo exclusivamente a los márgenes de Castilla. Parece claro que tanto España como su idioma común son más anchos que Castilla.

   En este sentido y de acuerdo con la RAE, resulta más preciso y correcto designar como español a la lengua común de España, de muchas naciones de América y de algunos territorios de África (cuyas academias trabajan conjuntamente en “limpiar, fijar y dar esplendor” al idioma compartido). Es ésta también la denominación que se usa internacionalmente (spanish, espagnol, spanisch, spagnolo, etc.), por contraposición a la citada nomenclatura utilizada en ciertos ámbitos del interior de España. Se trata, en el fondo, de un problema de identidad relacionado con laCamilo José Cela | Spanish writer | Britannica concepción misma de la nación en la que poco creen quienes así lo alientan, repercutiendo en el absurdo prejuicio de no llamar a la lengua española por su nombre. Un título que, por otro lado, se refiere de modo integrador y unívoco a la lengua que hablan en su rica diversidad cerca de quinientos millones de personas en todo el mundo. Cuestión ya considerada en su día por Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura en 1989, y que cierra −a modo de síntesis− lo razonado hasta aquí:

Es doloroso que siendo la nuestra una de las lenguas más hermosas, poderosas y eficaces, estuviera durante años en la más indigente inopia […]. ¿Por qué algunos españoles, con excesiva frecuencia, se avergüenzan de hablar en español y de llamarlo por su nombre, prefiriendo decirle castellano, que no es sino el generoso español que se habla en Castilla? ¿Por qué se oyen los términos Hispanoamérica e hispanoamericano que se fingen entender en un desvirtuador sentido y se llega a la equívoca y acientífica aberración de llamarle Latinoamérica y latinoamericano? ¿Por qué se olvida que en los Estados Unidos los hispanohablantes, caribes, mexicanos y centroamericanos se llaman hispanos a sí mismos? Sacudámonos falsos pudores que nos dificultan ver claro y recordemos a los americanos que hablan el español que esta es la lengua de todos. Ni más ni menos suya que nuestra ni al revés.

Civilización y barbarie en Hispanoamérica (2ª parte)

   por Víctor Zorrilla, filósofo

Como dejamos dicho en el artículo anterior, para Domingo Faustino Sarmiento la alternativa en la que se debate la República Argentina es la de la civilización o la barbarie. La primera, representada por las ciudades, el comercio, las instituciones civiles y, en general, los valores de la cultura occidental[1]. La segunda, representada por el desierto o la pampa, esa enorme extensión —mucho mayor aún en la primera mitad del siglo XIX— vacía y agreste.

La pampa no carece del todo de habitación humana: además de surcarla la solitaria caravana, acechada por fieras y tribus salvajes[2], se encuentran en ella las estancias ganaderas de los gauchos. Estas no constituyen, bajo casi ningún concepto, una comunidad propiamente dicha y mucho menos una sociedad civil. La gigantesca distancia que separa una habitación familiar de otra —que suele extenderse varias leguas— impide la conformación de instituciones: la educación escolar y la vida política —aun la del cabildo municipal— se hacen imposibles. No solo carece el gaucho de estas instituciones de la vida social sedentaria, sino que también echa en falta, por lo mismo que él es sedentario, la sociedad de la tribu nómada. Así, aun siendo pastor, no goza del beneficio de la comunidad trashumante. La pampa es el reverso del municipio romano: en este, los ciudadanos se organizaban en torno a un núcleo urbano y de ahí salían a trabajar las tierras; en la pampa, la extensión impide esta organización. Se asemeja a la comunidad despótica tradicional de los esclavones, en Croacia, con la diferencia de que esta era agrícola y, por tanto, más susceptible de gobierno: la población no se hallaba tan desparramada. Lo más parecido a la pampa sería, quizá, la sociedad feudad de la Edad Media, en la que la nobleza vivía en el campo recluida en sus castillos; pero, a diferencia de la Edad Media, aquí no hay castillos ni nobles. En suma, la sociedad en la pampa es nula. En tales condiciones resulta imposible formar un gobierno, tratar asuntos públicos, hacer justicia y promover el desarrollo moral[3].

En la soledad de la campaña se desarrolla, eso sí, el tipo de gobierno despótico y absoluto que suele surgir espontáneamente en tales escenarios: el capataz de la caravana impone su autoridad a los subordinados —cuya insolencia ha de reprimir él solo en el desamparo del desierto— por medio de su temible audacia y la superior destreza con la que sabe manejar el cuchillo[4]. El juez de campaña —un famoso de tiempo atrás a quien la edad o la familia han llamado a la vida ordenada— administra una justicia arbitraria y sin formalidades que se acata sin contestación alguna. Todo esto forma ideas en el pueblo sobre el poder de la autoridad. De ahí resulta que el caudillo, una vez que se eleva, posee un poder terrible y sin contradicción[5].

El gaucho, por su parte, lleva una vida caracterizada por la dejadez. La crudeza de su vida y las inevitables privaciones traen consigo la rudeza y la incuria[6]: el gaucho —observa Sarmiento— “es feliz en medio de su pobreza y de sus privaciones, que no son tales para el que nunca conoció mayores goces, ni extendió más alto sus deseos”[7]. Si bien es posible levantar un palacio en un lugar desierto, en la pampa no se da la necesidad de mostrarse dignamente que surge en las ciudades. Así, la falta de estímulo marca la la vida del gaucho y la dota de las manifestaciones exteriores de la barbarie[8]. Resulta muy elocuente la comparación que hace Sarmiento de las colonias europeas de Buenos Aires con las villas campestres de la pampa:

Da compasión y vergüenza en la República Argentina comparar la colonia alemana o escocesa del Sur de Buenos Aires, y la villa que se forma en el interior: en la primera las casitas son pintadas, el frente de la casa siempre aseado, adornado de flores y arbustillos graciosos; el amueblado sencillo, pero completo, la vajilla de cobre o estaño reluciente siempre, la cama con cortinillas graciosas; y los habitantes en un movimiento y acción continuo. Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad a gozar de las comodidades. La villa nacional es el reverso indigno de esta medalla: niños sucios y cubiertos de harapos viven en una jauría de perros; hombres tendidos por el suelo en la más completa inacción, el desaseo y la pobreza por todas partes, una mesita y petacas por todo amueblado, ranchos miserables por habitación, y un aspecto general de barbarie y de incuria los hacen notables.[9]

En realidad, el gaucho no precisa la laboriosidad: sus ganados se reproducen solos, con lo que el aumento del patrimonio no requiere de su iniciativa ni su industria. Tampoco puede emplear provechosamente las energías que economiza de esta manera, pues no hay asociación, artes ni cosa pública en que ocuparse[10]. Esta disolución de la sociedad, explica Sarmiento, “radica hondamente la barbarie por la imposibilidad y la inutilidad de la educación moral e intelectual”[11].

Sarmiento no niega, por lo demás, que la vida gaucha tenga sus propias instituciones y su modo de cultura, que él admira y describe con detalle. La educación de los varones gira en torno a la equitación y el manejo del ganado, actividades en las cuales el gaucho alcanza un nivel casi inverosímil de destreza. Una buena parte del día se dedica a las correrías por placer, al juego y a las demostraciones de habilidad ecuestre, en las que el gaucho a veces se juega la vida[12]. El valor varonil, la fuerza y la destreza constituyen los máximos, por no decir los únicos valores del gaucho[13]. Los niños aprenden a ensillar, a montar y a usar el lazo y las boleadoras apenas saben andar. Algo más adelante, se ejercitan en el campo esquivando madrigueras y salvando precipicios. En la pubertad prueban sus fuerzas domando potros salvajes. Al alcanzar la primera juventud han terminado su eduación y acceden a la completa independencia y la desocupación. El trabajo doméstico, que constituye casi la totalidad del trabajo en la pampa, corre por cuenta exclusivamente de las mujeres[14].

Huelga decir que el gaucho ve con compasivo desdén al hombre de la ciudad, que puede haber leído muchos libros, pero no sabe derribar y matar a un toro bravo, proveerse de caballo a campo abierto ni defenderse de un tigre en el desierto[15]. En el fondo, esta oposición entre el gaucho y el hombre de ciudad[16] refleja la fisura más profunda en la sociedad argentina desde antes de la independencia, que Sarmiento describe en estos términos:

Había antes de 1810 en la República Argentina dos sociedades distintas, rivales e incompatibles; dos civilizaciones diversas; la una española europea culta, y la otra bárbara, americana, casi indígena; y la revolución de las ciudades [= la guerra de independencia] sólo iba a servir de causa, de móvil, para que estas dos maneras distintas de ser de un pueblo se pusiesen en presencia una de otra, se acometiesen y después de largos años de lucha, la una absorbiese a la otra[17].

[1] “La ciudad es el centro de la civilización argentina, española, europea; allí están los talleres de las artes, las tiendas del comercio, las escuelas y colegios, los juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos. La elegancia en los modales, las comodidades del lujo, los vestidos europeos, el frac y la levita tienen allí su teatro y su lugar conveniente. [A]llí están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción, alguna organización municipal, el gobierno regular”. D. F. Sarmiento, Facundo, p. 66.
[2] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 56-57.
[3] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 68-69. La composición racial del gaucho es variada y va desde la raza española hasta la indígena pura, con todos los matices intermedios. D. F. Sarmiento, Facundo, p. 63.
[4] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 62.
[5] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 101-102.
[6] “[D]esde la infancia están habituados a matar las reses, y […] este acto de crueldad necesaria los familiariza con el derramamiento de sangre y endurece su corazón contra los gemidos de las víctimas. La vida del campo […] ha desenvuelto en el gaucho las facultades físicas, sin ninguna de las de la inteligencia. Su carácter moral se resiente de su hábito de triunfar de los obstáculos y del poder de la naturaleza: es fuerte, altivo, enérgico. Sin ninguna instrucción, sin necesitarla tampoco, sin medios de subsistencia como sin necesidades”. D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 73-74.
[7] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 74.
[8] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 68.
[9] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 64.
[10] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 69-70.
[11] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 74.
[12] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 96-97, 100.
[13] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 98.
[14] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 71-72.
[15] D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 72-73.
[16] “Saliendo del recinto de la ciudad todo cambia de aspecto: el hombre del campo lleva otro traje, que llamaré americano por ser común a todos los pueblos; sus hábitos de vida son diversos, sus necesidades peculiares y limitadas: parecen dos sociedades distintas, dos pueblos extraños uno de otro. Aún hay más; el hombre de la campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modales corteses; y el vestido del ciudadano, el frac, la silla, la capa, ningún signo europeo puede presentarse impunemente en la campaña. Todo lo que hay de civilizado en la ciudad está bloqueado allí, proscrito afuera; y el que osara mostrarse con levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa, atraería sobre sí las burlas y las agresiones brutales de los campesinos.” D. F. Sarmiento, Facundo, pp. 66-67.
[17] D. F. Sarmiento, Facundo, p. 104.

Trump ¿un presidente rompedor?

¿Es Trump una excepción a la norma? ¿Hasta qué punto su política exterior va a redefinir los Estados Unidos? El politólogo Walter Russell Mead estableció hace años una tabla con las cuatro escuelas más corrientes en lo referente a las relaciones internacionales de Estados Unidos. Cada una de ellas engloba, grosso modo, una filosofía distinta en lo que respecta al papel de Estados Unidos en el mundo. Las cuatro llevan el nombre de una figura destacada en la historia del país:

  • Alexander Hamilton: Primer Secretario del Tesoro de Estados Unidos (1789-1795) y figura popular entre los jóvenes norteamericanos gracias al musical de Broadway. Hamilton fue una figura clave en el diseño del gobierno de Estados Unidos como una entidad fuerte y consolidada. Por política exterior Hamiltoniana se entiende una visión que prima la consolidación de las empresas norteamericana en mercados extranjeros y la creación de un sistema internacional de libre mercado. El estado se alía con las grandes empresas y promueve su crecimiento en el mundo. Hamilton defendía que Estados Unidos tenía que ser el garante de un orden internacional donde se respetase la libre circulación de bienes y la libertad de navegación. En consecuencia, los Hamiltonianos defienden un gobierno federal fuerte e implicado en el mantenimiento de un orden mundial.
  • Woodrow Wilson: El presidente (1913-1921) que llevó a Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial. El Wilsonianismo es considerado como el arquetipo más idealista. Heredera de la tradición misionera protestante de los primeros colonos de Norteamérica, el Wilsonianismo cree firmemente en la obligación moral de intervenir en el mundo (diplomática y militarmente) para promover la democracia y los derechos humanos. Según esta visión, América tiene el deber de luchar contra los tiranos y la opresión de los pueblos. Los Wilsonianos son los arquitectos de un sistema de gobierno mundial (Liga de Naciones, ONU…) que promueva el imperio de la ley y los derechos del individuo.
  • Thomas Jefferson: Tercer presidente (1801-1809) y autor principal de la Declaración de Independencia, Jefferson fue una de las figuras más influyentes en los primeros cien años de la historia de Estados Unidos. A grandes rasgos, el Jeffersonianismo propugna una política aislacionista. Al igual que el Wilsonianismo, éste arquetipo considera que los valores de Estados Únicos son especiales. La diferencia estriba en que los Jeffersonianos consideran que para proteger esos valores es mejor no propagarlos por la fuerza sino mediante el ejemplo. Estados Unidos no puede correr el riesgo de convertirse en un imperio, aunque sea por la noble causa de difundir la democracia liberal. Jefferson defendía un modelo en el que el gobierno es mínimo y débil, garantizando así una libertad máxima a cada individuo. Una política exterior intervencionista traería necesariamente la creación de un estado fuerte y centralizador, poniendo en riesgo los valores americanos. Es por tanto necesaria una política aislacionista, en la que Estados Unidos sirva como ejemplo de libertades y derechos civiles.
  • Andrew Jackson: El que ha sido considerado como el primer presidente populista (1829-1837) y que abogó por una política exterior nacionalista. Los Jacksonianos creen que el gobierno debe trabajar en el exterior de una forma limitada y que esté subyugada a dos principios fundamentales: la seguridad física y el bienestar económico de los americanos. No creen en una política exterior moralista, en la que Estados unidos se desviva por acabar con dictaduras extranjeras o evitar genocidios y tampoco ven con buenos ojos que el gobierno se dedique a promover los intereses de las grandes empresas en el extranjero o a luchar por el sostenimiento de un orden mundial de libre comercio (el foco está más bien en avanzar el bienestar del hombre corriente y en un proteccionismo económico). Tampoco defienden una política exterior excesivamente aislacionista: cuando los intereses vitales de Estados Unidos están en juego una rotunda respuesta militar es vista como algo necesario.

     Si las tesis de Jefferson influyeron de una manera sustancial la política exterior de Estados Unidos en el siglo XIX (hoy en día, aunque minoritarias, encuentran un apoyo entre los jóvenes y los sectores más radicales de los partidos demócrata y republicano: Bernie Sanders y Rand Paul), las de Hamilton y Wilson han configurado la política norteamericana de los últimos ochenta años. Los Kennedy, Bush y Clinton bebían en mayor o menor medida de éstas dos escuelas, así como la burocracia y el establishment de Washington. Obama ha sido un presidente de transición, una figura novedosa por el hecho de abrazar más tibiamente a Hamilton y Wilson (intervino en Libia e impulsó los tratados de libre comercio del Pacífico y el Atlántico, pero a su vez rechazó intervenir en Siria o apoyar la oposición democrática en Irán u otros países). Trump puede ser perfectamente quien cierre el círculo y destierre las filosofías Hamiltoniana y Wilsoniana. De sus discursos se deduce una visión nacionalista-populista que casa con el arquetipo Jacksoniano. Un arquetipo que hasta ahora ha sido un rara avis de la política exterior norteamericana pero que ahora, de la mano de Trump, puede llegar a la Casa Blanca. Esto supondría acabar con un consenso en Washington de más de ochenta años en política exterior y abrir una nueva e inexplorada etapa.

Javier Gil, doctor en Historia.

Defensa internacional de la vida

     Reflexionar sobre la protección del derecho a la vida del ser humano nos pone en la imperiosa necesidad de recordar, en primer lugar, cuál es la razón de ser del derecho en la vida del hombre. Conviene volvernos a preguntar acerca del para qué y del por qué del derecho, ¿cuál es su función y utilidad? En ese sentido, Cotta señala que “el fundamento del derecho se encuentra en la existencia del hombre” [1]. El hombre, según Yepes, es un ser limitado, con varias dimensiones biopsicosociales y espirituales. Entre otras, es un ser social y con apertura hacia los demás [2]. Por estas razones debemos recordar cuál es la relación entre la persona humana y el derecho, así como el vínculo del derecho con la protección de la vida.

     El hombre vive con los demás, vive para sí y para el otro. Por este motivo se puede traer a colación la siguiente frase: el derecho de una persona termina cuando empieza el de otra. Esto implica el respeto por el semejante, tratar a los demás como quiero que me traten a mí, sin que importe su condición. Esto se deduce por sentido común. Y es que el derecho tiene mucho de esa cualidad. La vida entre los demás implica orden, disciplina. A causa de todo ello (por necesidad de ayuda, para sentir seguridad, para que los actos perduren en el tiempo y frente a los demás, porque se vive con los demás en una relación co-existencial), el hombre ha encontrado en el derecho una herramienta de ayuda. El derecho ante el ser humano en la sociedad es un instrumento de servicio para facilitarle la vida en sintonía con la paz y la tranquilidad. En efecto, el hombre usa como medio al derecho para cumplir su fin en sí mismo [3].

     En ese sentido, podemos entrever dos cuestiones: por un lado, que el derecho existe gracias al ser humano y que el derecho es posterior a él. Por tal motivo, el derecho debe reconocer en el ser humano aspectos cualitativos que le son inherentes a su ser y debe establecer lineamientos que le ayuden a organizar su vida en la sociedad. A lo largo de la historia y en la doctrina jurídica, el derecho se ha dividido en derecho natural y en derecho positivo. El segundo complementa al primero y existe porque existe el derecho natural. Ambos en la actualidad y desde todos los tiempos, desde la existencia del hombre, son vigentes [4]. En ese contexto, las declaraciones, pactos, constituciones, códigos, que son derecho positivo con grandes dosis de contenido de derecho natural, deben reconocer los derechos fundamentales del ser humano como parte del derecho natural.

     Una vez definida la relación que tiene el derecho frente a la persona (esto es, su instrumento), procederemos a afirmar −siguiendo a Hervada− que el derecho es un sistema jurídico de carácter universal [5]. Si bien es cierto que cada país tiene una estructura de derecho positivo propio, es cierto también que tiene una estructura de derecho natural que es el denominador común o ligazón del derecho universal. Dentro del derecho natural encontramos los derechos fundamentales o derechos humanos, basados en un mismo principio. Éste, citando a Aparisi, es el que permite que el derecho tenga esta cualidad, la cual radica en la dignidad humana [6].

     La dignidad humana es el fundamento universal de los derechos fundamentales como es el derecho a la vida, el derecho a la intimidad, el derecho a la integridad, el derecho a la seguridad, etc. Como podrá comprenderse, estos derechos son inherentes al ser humano por el mismo hecho de serlo. Es decir, por ser persona. No es necesario que sean declarados o reconocidos por el derecho positivo para su protección, pero por cuestión de su seguridad y bien común, resulta conveniente que los sistemas jurídicos garanticen su plena integridad. De ahí que la vida humana precise de un reconocimiento jurídico universal.

     La Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos son instrumentos ordenados en tal sentido. El artículo 3° de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el artículo 6° del Pacto Internacional del Derechos Civiles y Políticos, son los preceptos en los que el derecho a la vida aparece reconocido en el sistema universal [7]. Allí existe un consenso en el Derecho Internacional, el ponerle protección al derecho a la vida con carácter prioritario.

     No obstante, no basta conseguir una garantía para todos los seres humanos en todos los lugares del mundo. También se requiere un consenso respecto a cuándo empieza y cuándo termina el derecho a la vida [8]. Ese es el gran vacío que han dejado los mencionados instrumentos jurídicos universales. Este es, probablemente, el origen de la gran problemática que ha dado pie a determinar que la vida humana empieza, para unos, con la fecundación. Sin embargo, para otros, comenzaría desde la implantación, el nacimiento o cuando el ser humano manifestara autodeterminación. En todo esto existen teorías relativistas y reduccionistas basadas en argumentos subjetivistas, que encierran filosofías claramente equivocadas.

     Es por eso que, como afirma Ballesteros, conviene buscar un común denominador. Según este autor, la vida humana empieza desde la fecundación y termina con la muerte natural [9]. Llegados a este punto, cabe aludir al tema acerca de la titularidad del derecho a la vida.

     Según el sistema jurídico universal, el reconocimiento del derecho a la vida arranca de su atribución a todas las personas. En la Declaración se considera que el titular del derecho es todo individuo, mientras que en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos se define como un derecho inherente a la persona humana. Con manifiesto desacuerdo, podemos concluir que en ambos textos el titular del derecho parece ser la persona sólo a partir de su nacimiento. Sin embargo, en el artículo 4° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el respeto al derecho a la vida de toda persona empieza en la concepción. El punto común es la persona y su dignidad humana. Ahora conviene precisar qué es la dignidad humana con la finalidad de sustentar que la vida humana o la vida de un ser humano se fundamenta en la dignidad y que la dignidad es inherente al ser humano, tal como lo reconoce el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su preámbulo: “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables, reconociendo que estos derechos se derivan de la dignidad inherente a la persona humana”.

     ¿Qué es la dignidad humana? Es una pregunta que el derecho como ciencia es incapaz de dar una respuesta científica y razonada. Tampoco puede determinar el inicio de la vida humana. Esto es así porque no es este su objeto de estudio, ni le corresponde estudiarlo. Por ello, es necesario recurrir a las demás ciencias, como la antropología, la filosofía o la teología, que darán respuesta al fundamento que sostiene la dignidad humana. En su caso, la biología o las ciencias médicas determinarán científicamente cuándo se inicia la vida humana.

     La dignidad debe ser entendida como un principio bio-jurídico. El ser humano es digno por sí mismo y no en razón de su conciencia o racionalidad. Esto puede parecer una diferencia muy sutil, pero tiene una gran trascendencia práctica: lo digno no es solo su razón o su capacidad de auto-determinarse moralmente, sino también su naturaleza corporal, toda ella penetrada de racionalidad. Y ello, con independencia de que a lo largo de su vida desarrolle o no toda su potencialidad. La dignidad humana se configura como una especie de “conciencia jurídica” global [10]. Para Spaemann la dignidad no depende de la opinión personal o del consenso social [11]. Como puede entreverse, la dignidad no depende del grado, condición, sexo, nivel de desarrollo vital del ser humano.

     La vida humana se inicia con la fecundación y es un proceso continuo, homogéneo y sin fisuras. En el Informe sobre la investigación en células troncales, elaborado por el Comité Asesor de Ética en Investigación Científica y Tecnológica reconoce que “el ciclo vital de un ser humano se inicia a partir del cigoto, formado por la fecundación de los gametos masculino y femenino”. En este informe, y desde esta perspectiva puede decirse que ningún científico duda en responder que la vida humana empieza en el momento de la fecundación. Esto implica que tiene el valor que merece como vida humana y que, por tanto, es sujeto de respeto [12]. El vacío que dejan la Declaración Universal y en el Pacto Internacional sobre cuándo se inicia la vida humana, lo aclara y cubre la ciencia médica.

     Para finalizar, en la legislación de algunos países americanos como Perú se fijan las bases para la protección de la vida en su Constitución Política de 1993, en cuyo artículo 1° establece que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. Asimismo, en el artículo 2°: “Toda persona tiene derecho a la vida… El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”. Por otro lado, en el Código Civil de 1984 en el artículo 1°: “La persona humana es sujeto de derecho desde su nacimiento. La vida humana empieza en la concepción. El concebido es sujeto de derecho para todo cuanto le favorece…”. Esta última idea y en concordancia con la Constitución respecto a la dignidad humana, nos dan certeza de que se ha hecho un reconocimiento pleno de que la vida humana comienza con la concepción. A la vez, este derecho, al igual que todos los demás, tiene su fundamento en la dignidad humana. Es claro entonces que el intento en el Perú y otros países por distribuir la “píldora del día después” resulta una amenaza para el derecho a la vida del concebido.

     El 19 de agosto de 2016, a través de la resolución que resuelve una medida cautelar, un juez ordenó al Estado Peruano la distribución gratuita de la “Píldora del día después” [13]. Esta acción es presentada en virtud de la sentencia N° 2005-2009-PA/TC [14] que prohíbe al Estado Peruano la distribución de dicha píldora, al no tener certeza de que sea mortal para la persona en su inicial etapa de desarrollo. En la demanda de dicha medida cautelar se alegan dos razones por las que se debería distribuir la píldora: violencia sexual contra la mujer y la emergencia epidemiológica generada por el Zika. Creemos que se desprenden cuestiones desordenadas e incoherentes respecto a la protección de la vida humana del ser humano en su inicial etapa de desarrollo. Frente a los informes contradictorios referente a si la píldora es abortiva o no, los tribunales se han pronunciado y deberían seguir pronunciándose en favor de la vida según el cumplimiento de la ley y de los tratados internacionales, así como de los principios pro homine y pro debilis, tal como lo ha reconocido el Tribunal Constitucional Peruano en la sentencia del 2009. De ahí que el Estado deba defender la vida desde su inicio hasta su fin natural.

     La defensa de la vida humana se superpone a cuestiones sociales que son lamentables, y a cuestiones de política y de intereses de grupos pequeños. La violencia sexual y la pobreza, son situaciones graves que afectan directamente también a los seres humanos, y que también merecen protección. Como se comprende, son temas que deben ser vistos desde diversas disciplinas: sociales, políticas, antropológicas, jurídicas. Sólo desde el derecho no es posible dar una verdadera solución. El Estado debe implementar medidas para proteger y acoger a las madres, a las familias; también debe implementar medidas para castigar a las personas que alteran el orden, la paz; debe promover momentos de encuentros familiares: los padres con sus hijos; y, finalmente debe brindar una educación de calidad. Como dice López, no hay duda científica sobre el hecho de que el embrión es el estado inicial de un ser humano y sobre la realidad de que éste surge con la fecundación. Depositemos menos confianza en la química y más en la educación [15].

10176083_758799174174403_5171108780257873885_n  Lelia Díaz, jurista

[1] COTTA, Sergio. Qué es el derecho. Rialp, 1993.

[2] YEPES, Ricardo. Fundamentos de antropología: un ideal de la excelencia humana. EUNSA, Pamplona, 2003.

[3] APARISI MIRALLES, Ángela: “En torno al Principio de la dignidad humana” en Vida humana y aborto: ciencia, filosofía, bioética y derecho. Editorial PORRÚA, México, 2009. P. 25.

[4] HERVADA, Javier: “La concepción clásica del derecho natural”, en https://www.youtube.com/watch?v=Za2BzSugMoA&list=PL4BA2E8C5B622DCCC, 2005, ubicado el 07 de noviembre de 2016.

[5] HERVADA, Javier. Escritos de Derecho Natural. Tercera Edición, EUNSA, Pamplona, 2013.

[6] APARISI MIRALLES, Ángela: “El principio de la dignidad humana como fundamento de un bioderecho global” en Cuadernos de Bioética, núm. XXIV, Pamplona (Navarra), 2013.

[7] BARRANCO AVILÉS María del Carmen: “Derecho genérico a la vida” en el Sistema Universal de los derechos humanos. Los autores, Granada, 2014, p. 1.

[8] ibídem, p. 2.

[9] BALLESTEROS, Jesús y APARISI, Ángela: “Exigencias de la dignidad humana en la Biojurídica” en Biotecnología, dignidad y derecho: Bases para un diálogo. EUNSA, Pamplona.

[10] APARISI MIRALLES, Ángela: “El principio de la dignidad humana como fundamento de un bioderecho global”, p. 205-209.

[11] APARISI MIRALLES, Ángela: “En torno al Principio de la dignidad humana” en Vida humana y aborto: ciencia, filosofía, bioética y derecho, p. 15.

[12] Informe de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología: “La investigación sobre células troncales”. Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Tecnológica. En http://wwwuser.cnb.csic.es/~transimp/INFORME_CELULAS_TRONCALES.pdf, ubicado el 12 de noviembre de 2016.

[13] Resolución N° 03, del Exp. N° 30541-2014-18-1801-JR-CI-01, Primer Juzgado Constitucional de Lima.

[14] STC N°2005-2009-PA/TC, de 16 de octubre de 2009.

[15] LÓPEZ GUZMÁN, José: “Píldora postcoital, una bomba hormonal” en La Razón, Navarra, ubicado en https://www.interrogantes.net/jose-lopez-guzman-pildora-postcoital-una-bomba-hormonal-la-razon-28-iv-05/.

Civilización y barbarie en Hispanoamérica (1ª parte)

     En 1845, el escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) publicó en entregas sucesivas del diario chileno El Progreso, su obra Civilización y barbarie. Vida de Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina. Editada posteriormente varias veces como libro[1] y conocida con el nombre de Facundo, pasaría a ser la obra más conocida del autor.Para Jorge Luis Borges, se trataría de la mejor historia argentina[2]. Sin detrimento de esta valoración, en esta primera parte de mi artículo, que habrá de continuar en publicaciones posteriores, propondré un análisis sobre Sarmiento. En esta obra el autor no solo toma certeramente el pulso de su país sino que, al hacerlo, nos lega un diagnóstico profundo, atinado y aún vigente de las sociedades hispanoamericanas en general. Este diagnóstico tiene la ventaja de referirse a una república americana independiente, lo que le da relevancia desde una perspectiva histórica, al tratarse de un tema de larga tradición intelectual. Apuntaré solamente algunos hitos en esta tradición antes de pasar al examen y comentario del planteamiento sarmientino.

     A través de los siglos, la barbarie ha sido un asunto recurrente en el pensamiento hispanoamericano. Ya en el siglo XVI se constituyó en el punto medular del debate (1550-1551) entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas sobre la legitimidad de la conquista. Las líneas del debate, por el lado de Sepúlveda, guardaban algún paralelismo estructural con el planteo de Sarmiento, si bien los actores aludidos y el contexto cambian. Sostenía Sepúlveda que los indios americanos eran tan inferiores a los españoles, en virtud de su regimiento, sus costumbres y su modo de vida, que se justificaba la imposición del dominio de estos últimos sobre los primeros, a fin de educarlos en las costumbres humanas y guiarlos hacia la vida civil. Aunque irritante a la sensibilidad de nuestra época, la argumentación se Sepúlveda no se basaba meramente —como alguno ha pretendido[3]— en el imperialismo cultural o el “etnocentrismo” europeo, sino en la constatación, indirecta pero objetiva y bien fundamentada, de la existencia en las sociedades indígenas de algunas costumbres que atentaban gravemente contra la dignidad humana y la libertad personal, tales como los sacrificios humanos. Para Sepúlveda, este tipo de costumbres le merece a los indios el calificativo de bárbaros, por alejarse de los usos humanos y de la recta razón. La contra-argumentación lascasiana va dirigida, por una parte, a limitar al máximo la existencia de vicios tan graves entre los indios, mostrando que, en realidad, su barbarie suele ser accidental, aparente o episódica, y, por otra, a mostrar la ineficacia operativa de una intervención bélica que se pretende con fines humanitarios. La respuesta de Las Casas, por tanto, no rechaza absolutamente que los indios sean bárbaros, aunque niega que lo sean en cualquier sentido significativo para la discusión en torno a la legitimidad de la conquista. En Las Casas se insinúa, asimismo, otra dimensión de la barbarie: la del conquistador, el encomendero y el funcionario real coludido con ellos para oprimir a los indios. Se trata también de una barbarie impropia e incidental, fruto casi siempre de una elección personal: la barbarie estricta, para Las Casas, consituye una incapacidad intelectual profunda (aunque no permanente) e impeditiva de la vida social, pero de ocurrencia excepcional[4].

     En el mismo siglo XVI, José de Acosta propuso para los indios y para otros pueblos no cristianos una clasificación gradual de la barbarie, en la que la gradualidad se daba en función de la gravedad de esta condición. Así, los chinos y japoneses estarían en un primer escalafón, merced a su considerable sabiduría humana, a su ordenado régimen político y al cultivo de las artes y letras. En un segundo escalafón descendente estarían los incas y aztecas, que también tuvieron regímenes políticos ordenados aunque despóticos, cierto cultivo de las artes y una organización social notable, si bien estos logros fueron tarados por vicios y depravaciones que los alejaron de la ley natural y de las costumbres humanas. En el último escalafón estarían los indios caribes y otras tribus salvajes que, sin organización política alguna, sin leyes ni instituciones, se entregan a la disipación y los vicios o a una vida sanguinaria y cruel, comiendo carne humana. Acosta utiliza esta clasificación para proponer un régimen misional y pedagógico acorde a la condición de cada pueblo[5].

     En el siglo XVII, el capitán Alonso de León, conquistador y colonizador del noreste novohispano, nos legó una descripción memorable de la vida y costumbres de los indígenas de la región. El cuadro que traza es el de una sociedad marcada por el vicio, la irreligiosidad, la impiedad, la insolencia y la falta de previsión, acompañadas de una crueldad inaudita. El calificativo del que De León echa mano con frecuencia para caracterizar a los indios es, previsiblemente, el de bárbaros[6]. El término asoma también, ocasionalmente —por citar otro ejemplo en este siglo—, en Cieza de León[7].

     Ya en el siglo XVIII, el jesuita novohispano Francisco Xavier Clavijero recurriría, una vez más, a la noción de barbarie alternativamente para defender a los indígenas mexicanos de las caracterizaciones denigrantes que de ellos hicieran De Pauw, Raynal y otros naturalistas ilustrados, como para caracterizar él mismo a las tribus salvajes de la Baja California[8].

     Como se ve, el tema que trata el Facundo no es nuevo en estas latitudes[9]. La novedad del planteamiento sarmientinto estriba en su radicación en las nacientes repúblicas americanas y en el consiguiente empleo del concepto para referirse a una nueva e inédita realidad social.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA  Víctor Zorrilla, doctor en Filosofía.

[1] Además de la primera publicación en el folletín de El Progreso, el Facundo tuvo cuatro ediciones en vida de su autor, en los años 1845, 1851, 1868 y 1874. Vid. Roberto Yahni, “Introducción” a Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, Cátedra, Madrid, 2008, pp. 26-27.

[2] Jorge Luis Borges, Prólogos con un prólogo de prólogos, Alianza, Madrid, 1999, p. 206.

[3] Enrique Dussel considera que la argumentación de Sepúlveda es tautológica “porque parte de la superioridad de la propia cultura simplemente por ser la propia” (Enrique Dussel, “El primer debate filosófico de la modernidad”, en: Enrique Dussel, Eduardo Mendieta y Carmen Bohórquez, eds. El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” (1300-2000). Historia, Corrientes, temas y filósofos, Siglo XXI, México, 2011, pp. 56-66, aquí p. 58; subrayado en el original). La apreciación es inexacta: en el Demócrates segundo, Sepúlveda se basa en argumentos filosóficos y de derecho natural, no en alguna presuposición gratuita sobre la superioridad de la cultura española. Tal presuposición pudo haber existido, pero era irrelevante en el contexto de esta polémica.

[4] Juan Ginés de Sepúlveda, Demócrates Segundo o de las justas causas de guerra contra los indios, CSIC – Instituto Francisco de Vitoria, Madrid, 1984, pp. 21-22, 29-31, 33, 37-42, 61-63; Bartolomé de las Casas, Apología, Alianza, Madrid, 1988, pp. 80-82, 86-94, 118-122; id., Apologética historia sumaria, Alianza, Madrid, 1992, pp. 1576-1591.

[5] José de Acosta, De procuranda indorum salute, vol. 1, CSIC, Madrid, 1984, pp. 60-68.

[6] Alonso de León, Relación y discursos del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de León; temperamento y calidad de la tierra, en: Genaro García, ed. Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tejas y Nuevo México por el capitán Alonso de León, un autor anónimo y el general Fernando Sánchez Zamora, Porrúa, México, 2004, pp. 5-101; aquí pp. 11-40.

[7] Pedro Cieza de León, Crónica del Perú. El señorío de los Incas, Ayacucho, Caracas, 2005, pp. 75, 157, 317, 349, 423, 441.

[8] Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México, Porrúa, México, 2003; id., Historia de la Antigua o Baja California, Universidad Iberoamericana, México, 1986. He estudiado este tema en Víctor Zorrilla, “La barbarie y su superación en Francisco Javier Clavijero”, Nóesis 51 (2017), pp. 84-93.

[9] Evidentemente, la barbarie tampoco es un tema nuevo en el pensamiento occidental; baste recordar la exposición aristotélica sobre la servidumbre natural en la Política (Aristóteles, Política, 1252a 25 – 1255b 40, UNAM, México, 2000, pp. 2-12). Ya para Aristóteles, la barbarie estaba asociada, entre otras cosas, a la falta de capacidad política y a la disposición de un pueblo a ser gobernado de modo despótico. Aristóteles, Política, 1255 b 16-20, ed. cit., p. 11; 1285a 16-23, ed. cit., p. 94.