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El centrismo liberal

antoniomoralroncal (2) por Antonio M. Moral Roncal, historiador

La tercera vía y sus reformas

   En España, durante el reinado de Isabel II (1843-1868) el sistema inicial de partidos giró en torno a dos grandes agrupaciones: los moderados y los progresistas, cuyas luchas políticas y permanencias en el poder entre 1834 y 1858 desgastaron poderosamente su imagen. Ello facilitó la creación de un nuevo partido, la Unión Liberal liderada por don Leopoldo O´Donnell, con vocación centrista entre las anterioresLeopoldo O'Donnell - Curiosidades, Familia, Biografía | Famous Birthdays formaciones. La creencia de que la sociedad deseaba paz y normalidad, abriendo un periodo de calma después de muchos años de luchas políticas, armó de fe a sus dirigentes en la consecución de este proyecto. Si tomamos como programa de la primera experiencia de gobierno de la Unión Liberal (1858-1863) el manifiesto firmado en Madrid el 17 de septiembre de 1854, puede concluirse que llevó a cabo la mayoría de sus puntos esenciales. Entre éstos sobresalen las grandes inversiones en las comunicaciones ferroviarias, reorganización de la Hacienda, presupuestos para fomentar sectores económicos nacionales aprovechando la positiva coyuntura europea, impulso del Estado liberal mediante la mejora de su administración, potenciación de estatutos profesionales, promoción de la Armada y del Ejército, etc. En consecuencia, se inició un desarrollo económico innegable: creció el número de superficie cultivable, aumentó el mercado nacional, aunque se invirtió desatinadamente en ferrocarriles, en vez de acelerar la industrialización.

   No obstante, la economía dependió excesivamente de las inversiones extranjeras. Hacia finales de 1864, el capital español representaba el 60% de todos los bancos y sociedades de crédito. A pesar de ello, el deseo unionista de modernización económica supuso el más notable y consciente esfuerzo para la promoción del desarrollo registrado en toda la historia del liberalismo español hasta ese momento.

   Su carácter centrista llevó a la Unión Liberal a finalizar con la tendencia reaccionaria de los últimos ministerios moderados, pero después de restablecer la calma política y modernizar la imagen pública de la Corona, resultaba inaplazable llevar a cabo una política reformista. El gran objetivo político debía ser la regeneración política y la creación de un turno pacífico en el poder mediante la reforma electoral, una nueva ley de imprenta y una prudente descentralización de la administración. Pero, en estos aspectos, para evitar la desunión entre sus filas, O´Donnell y sus ministros prefirieron retardar al máximo estas medidas, sacrificándolas en el altar de la estabilidad, confiándolo todo al innegable crecimiento económico.

Diplomacia y acción internacional

   Su política exterior tuvo claros objetivos -pese a todas las leyendas en su contra- alcanzando sonoros éxitos como la campaña de África en 1860. Las expediciones y presencia españolas en el escenario Almanaque: Las guerras de España con Marruecos [1ª parte: 1859-1860]internacional siempre tuvieron como últimas metas la protección de los restos del imperio español en Asia y América, el impulso del comercio y la economía, así como la búsqueda del reconocimiento exterior de la capacidad de defensa del Ejército y de la modernización de la Armada. Asimismo, la política exterior para O´Donnell también intentó ser una de las medidas orquestadas para rescatar a la oposición progresista de la tendencia abstencionista que le conducía a la revolución.

Dificultades de un proyecto político

   O´Donnell soñó con constituir a su agrupación como partido único, nacional, pero con el paso de los años advirtió la imposibilidad de ese proyecto, como le señalaron algunos diputados de la oposición, ya que hubiera supuesto la destrucción de la misma esencia del régimen constitucional. Finalmente, el lógico agotamiento de su gobierno y la imposibilidad de cohesionar un auténtico partido centrista le llevaron ax Ramón María Narváez y Campos : Family tree by Luis MANUEL de VILLENA  CABEZA (lmvillena) - Geneanet la necesidad de preveer un futuro. La Unión Liberal había sido la asociación pero no la fusión de conservadores y progresistas. De esta manera, intentó reorganizar el sistema de partidos: la Unión Liberal debía asumir la posición de centroderecha, el Partido Progresista un centroizquierda, colocando en los extremos al moderantismo y al republicanismo. Sin embargo, el Partido Moderado se negó a desaparecer, sostenido todavía por Ramón Narváez y el sector neocatólico.

   O´Donnell abandonó el gobierno en 1863 ante la división interna de la Unión Liberal debido a la timidez con la que se afrontaron algunos cambios políticos importantes, por la falta final de apoyos institucionales y por la posibilidad de reemplazo que parecía ofrecer el Partido Progresista, que aspiraba a recuperar el poder. Pero debe subrayarse el hecho de que O´Donnell abandonó el gobierno sin ningún pronunciamiento, sin derrota electoral, sólo por desgaste natural después de un lustro en la presidencia; un tiempo récord de permanencia  hasta ese momento.

El segundo gobierno centrista

   La Unión Liberal volvió al poder en junio de 1865, tras unos gabinetes moderados. En su primer discurso, O´Donnell prometió una reforma de la ley de imprenta y de la ley electoral; la continuación de la Leopoldo O'Donnell - Wikipedia, la enciclopedia libredesamortización eclesiástica todavía irresuelta; y la resolución de los problemas pendientes de política exterior, como el reconocimiento del reino de Italia. En poco tiempo, y sólo dos años antes de la famosa reforma británica del conservador Disraeli, la ampliación del cuerpo electoral mediante ley puso de relieve la firmeza y sinceridad de sus propósitos por introducir en España un régimen político moderno, movilizador de sus capas medias, social y económicamente dinámicas. Fue una muestra de su deseo por adecuar el régimen español a sus homólogos europeos.

   El gobierno unionista logró cumplir la mitad de su programa, pero no pudo llevar a cabo la reorganización del sistema de partidos: Prim no consiguió hacerse con el liderazgo indiscutible del progresismo pese al apoyo de otros líderes como Madoz, pues Olózaga y el sector que acaudillaba fue lo suficientemente poderoso para imponer, finalmente, el abstencionismo y la ruptura revolucionaria. Asimismo, la Unión Liberal fracasó en su intento por desterrar el pronunciamiento militar como un medio políticamente válido para acceder al poder y, por la cuestión italiana, terminó enfrentado con la Iglesia en su búsqueda de apoyos progresistas. Los neocatólicos no le perdonaron que reconociera diplomáticamente al gobierno italiano que había invadido los Estados Pontificios y los progresistas no se fiaron de su reforma electoral. El 10 de julio de 1866, O´Donnell presentó su dimisión a una Isabel II, dudosa de que su partido fuera capaz de evitar la revolución.

La Gloriosa de 1868, la revolución que no obró el milagro, pero que sí  remontó la economía

Intentos de supervivencia

   La Unión Liberal sobrevivió a su principal líder y terminó integrándose en la coalición revolucionaria que derribó del trono a la reina en 1868. Sus diputados apoyaron la Constitución de 1869 y el primer intento dec) Portal Fuenterrebollo ««« implantar en España una Monarquía democrática. Sin embargo, ante el caos del Sexenio Revolucionario, la incapacidad de sus gobernantes, la sucesión de regímenes, el estallido de la Tercera Guerra Carlista, la cubana y los cantonales, los unionistas terminaron apoyando el proyecto de restauración monárquica-constitucional en la figura de Alfonso XII, ideado por Antonio Cánovas del Castillo.

Lecciones presentes

   Actualmente, observamos cómo un intento de creación y potenciación de un proyecto político centrista en torno al partido Ciudadanos ha fracasado, pese a las grandes esperanzas iniciales y fuerte crecimiento. Como en el caso de la Unión Liberal, Ciudadanos se benefició del desgaste de su oponentes a derecha e izquierda; como la Unión Liberal, se encontró con una izquierda progresista que le rechazó como socio de gobierno y que intentó destruir a Ciudadanos, buscando sus votos. También, como la Unión Liberal, se encontró a su derecha con un Partido Popular que resistió su crisis y se negó a morir. Y como los unionistas, los líderes de Ciudadanos no lograron tampoco convertirse en un gran partido de centro-derecha por su indefinición doctrinaria y su apego a las medidas coyunturales.

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   A diferencia de la Unión Liberal, Ciudadanos no ha logrado alcanzar el gobierno nacional aunque, indudablemente, logró poder autonómico. La opción naranja parece, por el momento, caminar hacia el fracaso más absoluto, pese a las grandes esperanzas que se depositaron en sus comienzos. Su consolidación tal vez hubiera facilitado un partido bisagra que podía haber gobernado tanto con PP como con PSOE, sustituyendo a la trágica y autodestructiva -para España- dependencia de los partidos independentistas, proetarras y de extrema izquierda.